miércoles, 2 de julio de 2008

Noticias de alimentación

El potasio y la preparación de la papa
El método de preparar una papa puede tener un gran impacto en el contenido mineral de esta hortaliza, según los científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS). Horneada, asada, hervida o frita, la papa es favorita en muchos lugares del mundo. Cada año el estadounidense promedio, por ejemplo, come aproximadamente 59 kilos de papas, las cuales son una buena fuente de vitaminas y minerales.
Cortar la papa en cubos puede reducir el tiempo de hervido, pero también reduce su contenido mineral en hasta un 75%. Esta es la conclusión de un estudio hecho por el genetista Shelley Jansky y el patólogo de plantas Paul Bethke en la Unidad de Investigación de Cultivos Vegetales mantenida por el ARS en Madison, Wisconsin.
Jansky y Bethke sometieron seis variedades de papa a varios métodos de preparación y analizaron los niveles de potasio y otros diez minerales en la ella. Ellos descubrieron que cortar la papa en cubos o tiras antes de hervir llevó a reducciones considerables en los niveles del potasio. Esta podría ser una buena estrategia de cocinar para los aficionados de la papa que quieren reducir su consumo del potasio, como los pacientes en diálisis, pero las personas que quieren derivar el máximo valor nutricional de esta hortaliza deberían hervir las papas enteras sin cortarlas. Sin embargo y en contraste con la sabiduría convencional, lixiviar las papas -remojarlas en agua durante la noche- no tuvo ningún impacto significativo en la reducción de potasio.
Fuente:
http://www.ars.usda.gov/is/espanol/pr/2008/080624.es.htm
Cocinar bien es clave para mantener intactos los nutrientes básicos
Es importante tener en cuenta que una mala cocción puede afectar una alimentación adecuada. Aunque se elija bien la variedad y calidad de los productos, muchos de los nutrientes que aportan se pierden si su paso por la cocina no respeta algunas reglas básicas.
Wenche Frolich, profesora de la Universidad de Stavanger de Noruega, es parte de un equipo que investiga, desde hace años, cómo mejorar la alimentación. Esta especialista en ciencias de la comida y la nutrición subrayó que comprar comida sana y variada es esencial, pero también advirtió que para mantener su valor nutricional hay que cuidar cómo se almacena y se prepara antes de llevarla a la mesa.
La investigadora recordó que, actualmente, es bastante poco frecuente ingerir alimentos crudos, y no se olvidó de aclarar que las altas temperaturas de la cocción pueden dificultar o mejorar la llegada e incorporación de nutrientes al cuerpo humano. Por ese motivo es tan importante cuidar los pasos y procedimientos que se siguen en la cocina.
La especialista sostuvo la importancia de una alimentación variada, equilibrada y rica en vegetales, frutas y granos y aconsejó precaución con relación a los suplementos dietarios y pastillas. Frolich explicó que cuanto menos tiempo se almacene un alimento mejor, que siempre es preferible guardarlos en la heladera y asegurarse de comprarlos bien frescos.
Sostuvo que "usar el microondas para cocinar es tan bueno como la cocción a vapor.” Y con respecto a los vegetales, incluyendo las papas, "es preferible no freírlos porque este proceso les quita valor nutricional", añadiendo que si se los va a hervir, conviene hacerlo con poca agua y no pasarse en el tiempo.
Frolich recomendó cautela con relación a los platos vegetarianos que se compran listos para comer por su bajo contenido de ácido fólico. Fuente: adm.nutrar.net/adm/contenidos/detalle.asp?Tipo=3

Comer carne vacuna a diario no afectaría la salud
El consumo diario de carne vacuna argentina en personas sanas y con niveles de colesterol normales, no perjudica la salud, reveló un estudio realizado por la Fundación Cardiovascular Buenos Aires (ICBA) a cargo de Jorge Tartaglione (h) y presentado en el marco del seminario "Oportunidades y Desafíos" organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCV). El médico indicó que 150 gramos para la mujer y 200 para el hombre no serían perjudiciales para la salud de individuos sanos. Según Tartaglione, la investigación permitió observar que la carne vacuna argentina es relevante en la composición de la alimentación de nuestra población y fortalece algunos nutrientes en mayor o menor grado dependiendo de los distintos sistemas de producción (pastoril, feed-lot -alimentación con granos- o mixto).
El estudio fue realizado en 48 personas mayores de 21 años, libres de enfermedades cardiovasculares y colesterol, que comieron variando cada cuatro semanas los distintos tipos de carne. Explicó que la dieta estuvo basada en animales de razas británicas y cruzas, que fueron sacrificados cuando llegaron a un grado de terminación similar según los sistemas de cría “totalmente pastoril”, el “tipo feedlot con concentrados base maíz” y el sistema de alimentación “pastoril y con concentrados base maíz" o mixto.
Tras el análisis realizado a los voluntarios, Tartaglione dijo que se encontró un descenso en los valores de colesterol total para los tres tipos de carne pero con predominio del sistema de cría pastoril, un descenso en la glucemia y un incremento en los ácidos grasos polinsaturados, también con dominio del sistema de cria pastoril.
"Por último y en cuanto a la concentración de los ácidos grasos, se encontró un incremento de los omega 9, ácido oleico, fundamentalmente en las dietas con carnes criadas a feed lot, un incremento en los omega 6, con predominio en los que se alimentaron con carnes criadas a pasto", concluyó el cardiólogo. Fuente: www.perfil.com/contenidos/2007/03/20/noticia_0045.html

Comer con inteligencia
Cuando debemos controlar el peso, aprender a comer de manera inteligente es muy importante, para la continuidad del tratamiento. Sumando conocimientos sobre nutrición obtendremos todas las herramientas necesarias para tener el control de los alimentos que permitan llevar a delante una alimentación completa, saludable y divertida, que genere satisfacción y gratificación cada día. Algunos conceptos importantes:
• Haga al menos cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena.
• El desayuno es la comida más importante del día. Lo usual es que nuestra última comida sea de ocho a doce horas antes del desayuno, lo que hace indispensable reponer calorías y nutrientes al despertar. Si así no fuera, la disminución de azúcar en sangre y otras alteraciones del metabolismo podrían provocar efectos negativos como decaimiento, dolores de cabeza, malestar general, irritabilidad y disminución de la energía. Un buen desayuno permite mantener el estado de alerta desde las primeras horas de la mañana para enfrentar de la mejor manera las rutinas diarias. Ejemplos: leche descremada con cereales (almohaditas, avena, granolas, barritass), yogurt, pan, frutas, etc.
• Consuma carbohidratos complejos. Se encuentran en alimentos como vegetales y hortalizas, frutas frescas, cereales comunes e integrales -pastas, arroz, pan- y legumbres -porotos, garbanzos, lentejas; etc.-. El organismo los utiliza en forma lenta, por lo que representan una fuente prolongada de energía. Además, las frutas y verduras frescas, además, contienen vitaminas, minerales e importantes cantidades de fibra. A diferencia de ellos los carbohidratos simples, como el azúcar de mesa, la miel, las gaseosas comunes, las golosinas; etc. elevan rápidamente los niveles de energía que desaparece más rápido aún.
• Seleccione las carnes. Las rojas y las de aves contienen grasas saturadas y son fuente importante de colesterol, en cambio los pescados son mucho más recomendables porque su contenido en grasas saturadas y colesterol es muy bajo y su aporte de ácidos grasos Omega 3 es muy valioso. Este ácido graso se puede incorporar a las comidas también en forma de aceites (canola, lino, etc.) o mediante el agregado de semillas o polvo de Chía.
• Disminuya el consumo de sal. La sal de mesa común es cloruro de sodio, mineral que se encuentra en cantidad suficiente en forma natural en los alimentos. El exceso de sodio agregado es causa de hipertensión arterial, retención de líquidos y alteraciones renales, entre otras dolencias. Buenos reemplazos para la sal son las especias, los aromatizantes y los saborizantes. Si se mezcla un 50% de sal común con un 50% de sal sin sodio se puede obtener una mezcla interesante que, al utilizarla para condimentar los alimentos, constituirá una disminución del 50% de cloruro de sodio sin diferencias notables en el sabor.
• Evite el agregado de azúcar. Este carbohidrato simple eleva muy rápidamente la energía disponible en la sangre para luego disminuirla también rápidamente, provocando el efecto inverso: la falta de energía y la necesidad de más ingesta.
Pertenece al grupo de alimentos “de calorías vacías” pues no contiene ningún nutriente: ni vitaminas, ni minerales, ni fibra, ni principios nutritivos útiles y, además, eleva las grasas corporales, los triglicéridos.
• Elija alimentos descremados. En las etiquetas de los productos lácteos descremados se aprecia la disminución en la cantidad de grasas totales y grasas saturadas. Estos alimentos conservan su contenido en proteínas y calcio, nutrientes esenciales.
• Seleccione los aceites. Podemos dividir las grasas en tres tipos: saturadas, monoinsaturadas y polinsaturadas. Las saturadas son sólidas a temperatura ambiente y en general son de origen animal, por lo que las encontramos en las carnes. Son las más nocivas para la salud: facilitan el sobrepeso, las enfermedades cardiovasculares y la aterosclerosis. Por el contrario, las grasas mono y polinsaturadas son las que se encuentran en estado líquido a temperatura ambiente, entre ellas están los aceites vegetales (girasol, maíz, sésamos, cártamo, soja, oliva, canola; etc.). Son grasas más sanas para la salud y algunas son realmente recomendables porque favorecen la disminución del colesterol malo y el aumento del colesterol “bueno” (oliva, cártamo, canola).
• Aumente el consumo de fibras. Aumentar su consumo facilita el tránsito intestinal, disminuye la posibilidad de padecer cáncer de intestino, disminuye el colesterol total y el colesterol malo.
• Ingiera agua. El agua bebida es necesaria para una buena hidratación, y facilita la filtración renal, favoreciendo la eliminación de toxinas del organismo.
• Coma de manera inteligente. Teniendo en cuenta los conceptos aprendidos preste atención a la hora de elegir sus alimentos.
• Disminuya la velocidad. La sensación de saciedad se experimenta unos veinte minutos después de haber ingerido el primer bocado, por lo tanto, si usted come lentamente dará tiempo a sus centros cerebrales para que registren que ha comido lo suficiente. Básicamente podríamos decir que si usted continúa comiendo después de esos 20 minutos, lo estará haciendo sin hambre, y ese excedente se acumulará en forma de grasa corporal. Fuente: http://www.nutrar.com/

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