Junio 2009
Dieta vegetariana y prevención de enfermedades crónicas. La postura de la Asociación Americana de Dietética (ADA) y la Asociación de Dietistas de Canadá respecto a las dietas vegetarianas es que, bien planificadas, son saludables, nutricionalmente adecuadas y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el tratamiento de determinadas enfermedades. Pero estudiar los hábitos alimentarios de una población vegetariana es complicado, ya que el vegetarianismo implica distintos y variados tipos de alimentación.
La clave del normopeso: Desde la dieta vegetariana pura (vegana), pasando por el frugivorismo, el crudivorismo, la dieta higienista, la macrobiótica o la dieta ovolactovegetariana, entre otras, hay matices alimenticios en todas ellas que las caracterizan y que las hacen diferentes unas de otras. No obstante, todas coinciden en el alto consumo de productos vegetales, que hace de ellas un instrumento potencial de prevención de diferentes enfermedades crónicas.
Una menor ingesta de proteína, grasa total y grasa animal y, por otro lado, un mayor consumo de fibra y menor de alcohol explican, según estudios que comparan la relación entre el consumo de carne y la obesidad, que quienes siguen una dieta ovolactovegetariana y vegana tengan un índice de masa corporal (IMC) menor en comparación con quienes consumen carne, o incluso que quienes consumen pescado pero no carne.
El IMC cataloga a los individuos por su peso a partir de un peso saludable (normopeso), una clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Cuanto menos peso se tiene, en general, menos grasa corporal y una mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que disminuye a su vez el riesgo de diabetes tipo II. De hecho, según la American Diabetes Association, las dietas vegetarianas pueden cumplir las guías para el tratamiento de la diabetes y se sugiere, además, que la respuesta en sangre glucosa-insulina que produce este tipo de alimentación con un bajo índice glucémico posiblemente explica que los vegetarianos tengan menos presión sanguínea que los que consumen una dieta occidental tipo. Es decir, las dietas vegetarianas tendrían también un efecto hipotensor.
Vegetarianismo y cáncer: Además de los beneficios para la salud de un mayor consumo de nutrientes como la fibra, los carbohidratos complejos o las grasas poliinsaturadas, es interesante observar los beneficios que comporta privarse de los alimentos propios de esta dieta vegetariana, lo que equivale a consumir menos calorías, menos purinas, proteínas animales y azúcares refinados, efectuar una ingesta baja de colesterol y grasas saturadas, menos grasa total y un bajo consumo de sodio.
Lo que se desprende de las investigaciones realizadas hasta la actualidad es que algunos factores de las dietas vegetarianas pueden influir en el riesgo de cáncer: es posible que la conjunción de sustancias beneficiosas, unidas a la no ingesta de sustancias que han demostrado ser dañinas, sea la clave que caracteriza a la alimentación vegetariana como posible protectora frente a algunos tipos de cáncer.
Según el criterio de referencia sobre evidencia científica de la FAO/OMS, la reducción del riesgo de cáncer en general motivado por un alto consumo de vegetales se considera como "probable o posible" y, entre los cánceres, la evidencia de un efecto reductor en el riesgo de cáncer colorrectal se cataloga también como posible. Sin embargo, no se ha encontrado aún la conexión positiva entre un patrón de dieta con alto consumo de vegetales y la reducción del cáncer de mama.
Es conveniente tener en cuenta que las dietas vegetarianas se acercan más al cumplimiento de las guías dietéticas emitidas por el Instituto Nacional del Cáncer norteamericano que las dietas no vegetarianas, en particular con respecto a la ingesta de grasa y fibra.
No obstante no se puede olvidar, como explican en un metaanálsis sobre este tema los investigadores del Institute of Experimental and Clinical Medicine de Bratislava (Eslovaquia), que "las poblaciones más sanas de Europa son los habitantes de Islandia, Escandinavia y Suecia, paradójicamente consumidores de una considerable cantidad de productos de origen animal en su dieta". En un metaanálisis de diversos estudios prospectivos realizado por los investigadores de Eslovaquia se muestra cómo no se encuentran diferencias en la mortalidad por cáncer de pulmón, próstata, colon, mama y estómago entre los vegetarianos y las personas que siguen una dieta equilibrada saludable.
Aunque se deben desarrollar más investigaciones para determinar cuáles son los factores potencialmente protectores de la alimentación exenta de productos animales, se esperan los resultados del European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), un estudio europeo a gran escala que aportará nuevos datos sobre la relación entre la dieta, el estilo de vida, el ambiente y la incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas.
Dietas vegetarianas declaradas saludables: Los vegetarianos que viven en Europa, Canadá y Estados Unidos tienen menos colesterol, sufren menos de hipertensión, de diabetes tipo II, de cáncer de colon y de próstata, y además están más delgados que las personas que consumen una dieta occidental tipo. Por este motivo la Asociación Americana de Dietética y la Asociación de Dietistas de Canadá se han posicionado claramente a favor de una dieta vegetariana adecuadamente planificada.
Una variedad de enfoques en la planificación de los menús puede proporcionar una nutrición adecuada para los vegetarianos. La Guía de Alimentación Vegetariana Rainbow sugiere el siguiente enfoque:
La clave del normopeso: Desde la dieta vegetariana pura (vegana), pasando por el frugivorismo, el crudivorismo, la dieta higienista, la macrobiótica o la dieta ovolactovegetariana, entre otras, hay matices alimenticios en todas ellas que las caracterizan y que las hacen diferentes unas de otras. No obstante, todas coinciden en el alto consumo de productos vegetales, que hace de ellas un instrumento potencial de prevención de diferentes enfermedades crónicas.
Una menor ingesta de proteína, grasa total y grasa animal y, por otro lado, un mayor consumo de fibra y menor de alcohol explican, según estudios que comparan la relación entre el consumo de carne y la obesidad, que quienes siguen una dieta ovolactovegetariana y vegana tengan un índice de masa corporal (IMC) menor en comparación con quienes consumen carne, o incluso que quienes consumen pescado pero no carne.
El IMC cataloga a los individuos por su peso a partir de un peso saludable (normopeso), una clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Cuanto menos peso se tiene, en general, menos grasa corporal y una mejora de la sensibilidad a la insulina, lo que disminuye a su vez el riesgo de diabetes tipo II. De hecho, según la American Diabetes Association, las dietas vegetarianas pueden cumplir las guías para el tratamiento de la diabetes y se sugiere, además, que la respuesta en sangre glucosa-insulina que produce este tipo de alimentación con un bajo índice glucémico posiblemente explica que los vegetarianos tengan menos presión sanguínea que los que consumen una dieta occidental tipo. Es decir, las dietas vegetarianas tendrían también un efecto hipotensor.
Vegetarianismo y cáncer: Además de los beneficios para la salud de un mayor consumo de nutrientes como la fibra, los carbohidratos complejos o las grasas poliinsaturadas, es interesante observar los beneficios que comporta privarse de los alimentos propios de esta dieta vegetariana, lo que equivale a consumir menos calorías, menos purinas, proteínas animales y azúcares refinados, efectuar una ingesta baja de colesterol y grasas saturadas, menos grasa total y un bajo consumo de sodio.
Lo que se desprende de las investigaciones realizadas hasta la actualidad es que algunos factores de las dietas vegetarianas pueden influir en el riesgo de cáncer: es posible que la conjunción de sustancias beneficiosas, unidas a la no ingesta de sustancias que han demostrado ser dañinas, sea la clave que caracteriza a la alimentación vegetariana como posible protectora frente a algunos tipos de cáncer.
Según el criterio de referencia sobre evidencia científica de la FAO/OMS, la reducción del riesgo de cáncer en general motivado por un alto consumo de vegetales se considera como "probable o posible" y, entre los cánceres, la evidencia de un efecto reductor en el riesgo de cáncer colorrectal se cataloga también como posible. Sin embargo, no se ha encontrado aún la conexión positiva entre un patrón de dieta con alto consumo de vegetales y la reducción del cáncer de mama.
Es conveniente tener en cuenta que las dietas vegetarianas se acercan más al cumplimiento de las guías dietéticas emitidas por el Instituto Nacional del Cáncer norteamericano que las dietas no vegetarianas, en particular con respecto a la ingesta de grasa y fibra.
No obstante no se puede olvidar, como explican en un metaanálsis sobre este tema los investigadores del Institute of Experimental and Clinical Medicine de Bratislava (Eslovaquia), que "las poblaciones más sanas de Europa son los habitantes de Islandia, Escandinavia y Suecia, paradójicamente consumidores de una considerable cantidad de productos de origen animal en su dieta". En un metaanálisis de diversos estudios prospectivos realizado por los investigadores de Eslovaquia se muestra cómo no se encuentran diferencias en la mortalidad por cáncer de pulmón, próstata, colon, mama y estómago entre los vegetarianos y las personas que siguen una dieta equilibrada saludable.
Aunque se deben desarrollar más investigaciones para determinar cuáles son los factores potencialmente protectores de la alimentación exenta de productos animales, se esperan los resultados del European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), un estudio europeo a gran escala que aportará nuevos datos sobre la relación entre la dieta, el estilo de vida, el ambiente y la incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas.
Dietas vegetarianas declaradas saludables: Los vegetarianos que viven en Europa, Canadá y Estados Unidos tienen menos colesterol, sufren menos de hipertensión, de diabetes tipo II, de cáncer de colon y de próstata, y además están más delgados que las personas que consumen una dieta occidental tipo. Por este motivo la Asociación Americana de Dietética y la Asociación de Dietistas de Canadá se han posicionado claramente a favor de una dieta vegetariana adecuadamente planificada.
Una variedad de enfoques en la planificación de los menús puede proporcionar una nutrición adecuada para los vegetarianos. La Guía de Alimentación Vegetariana Rainbow sugiere el siguiente enfoque:
- Elegir variedad de alimentos incluidos granos integrales, verduras, frutas, legumbres, frutos secos, semillas y, si se desea, productos lácteos y huevos.
- Seleccionar alimentos que no estén edulcorados, no sean muy grasos y evitar los alimentos procesados.
- Escoger variedad de frutas y hortalizas.
- En caso de consumir alimentos de origen animal como los productos lácteos y los huevos, elegir mejor los lácteos con menor contenido de grasa, y consumir estos alimentos con moderación.
- Utilizar una fuente extra de vitamina B12 y, en caso de tener limitada la exposición a la luz del sol, de vitamina D.
Fuente:
www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentacion_alternativa/2009/05/26/185535.php Suplementos para perder peso pueden ser peligrosos. La advertencia es clara: más de 70 productos para perder peso que contienen ingredientes farmacológicos no declarados y comercializados en Estados Unidos podrían suponer serios riesgos para la salud, según la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los EE.UU. La alerta empezó el pasado diciembre cuando la FDA avisó a los consumidores estadounidenses de la presencia en el mercado de 28 productos publicitados para la pérdida de peso que contenían ingredientes farmacológicos activos y que no estaban declarados en la etiqueta.
La denuncia de la FDA: A principios de este año, se habían identificado 41 productos fraudulentos más y, ahora, la lista ya sobrepasa los 70. Estos productos, que se comercializan de manera habitual como suplementos o complementos alimenticios o dietéticos y suelen acompañarse de las palabras "naturales" o "a base de plantas", se pueden conseguir con mucha facilidad por Internet, así como en tiendas y comercios.
El peligro llega, según los análisis de la FDA, por el contenido de ingredientes potencialmente dañinos no declarados en el etiquetaje o en la publicidad. En casi la totalidad de los productos analizados se halló Sibutramina, fármaco anorexígeno utilizado en el tratamiento de la obesidad y que, en algunos suplementos, excedía más de tres veces las dosis recomendadas. Este exceso supone un riesgo de aumento de la presión arterial, taquicardia, palpitaciones y convulsiones.
El siguiente compuesto con mayor presencia fue la Fenolftaleína, sustancia química utilizada hace años como laxante pero que la FDA prohibió en 1999 por ser potencialmente carcinogénica en humanos. Su uso también está prohibido desde hace años en otros países como Francia, Alemania, Italia o Japón, mientras que en España se sigue utilizando como laxante.
Algunos suplementos mostraron contener trazas de Fenitoína, medicamento anticonvulsivo que podría causar problemas a aquellos consumidores alérgicos o hipersensibles a dicha sustancia. Uno de los productos contenía Rimonaband, fármaco para el tratamiento de la obesidad no aprobado en EE.UU. y retirado del mercado europeo en octubre de 2008 por sus efectos secundarios psiquiátricos graves.
En otro suplemento se halló Bumetanida, medicamento diurético con serios riesgos potenciales asociados a su uso. También se encontró Cetilistat en uno de los productos, fármaco experimental -todavía está en estudio- para el tratamiento de la obesidad y al que se asocian multitud de afectos adversos de tipo gastrointestinal, cutáneo y renal, así como interacciones con otros fármacos.
Otros de los compuestos encontrados en algunos de los suplementos fueron Fenproporex, estimulante derivado de las anfetaminas cuya comercialización no está aprobada en EE.UU.; Fluoxetine, ingrediente farmacológico activo del medicamento antidepresivo Prozac; y Furosemide, principio activo de un potente diurético que sólo se puede conseguir con receta médica y que se utiliza para el tratamiento de la hipertensión arterial, el edema y la insuficiencia cardíaca.
Los principios activos, a estudio: La controversia con los suplementos comercializados para la pérdida de peso va más allá del delito de adulteración con fármacos y sustancias tóxicas detectado por la FDA. Y es que estos productos contienen distintas sustancias que, según se publicita, contribuyen a la pérdida de peso, a la disminución de la masa grasa o a la aceleración del metabolismo, entre otros.
Diversos estudios, entre los que destacan los del Departamento de Medicina Alternativa de las universidades de Exeter y Plymouth (Reino Unido) y los de la Universidad de Harvard (EE.UU.), evaluaron la eficacia y la seguridad de los suplementos sobre los que se han realizado estudios, y que contienen alguno de los siguientes componentes: chitosan, picolinato de cromo, "Ephedra sinica", "Garcinia cambodia", piruvato, yerba mate, ácido linoleico conjugado, ginseng, té verde, L-carnitina, "Psyllium", raíz de Saint John, yohimba, glucomanano, goma de guar, hidroxi-metilbutirato y "Plantago psyllium".
La conclusión a la que llegaron fue que ninguno de los suplementos con los citados ingredientes aseguraba efectividad en la pérdida de peso. Por ejemplo, los suplementos que contenían "Ephedra sinica", efedrina, que sí mostraron cierta efectividad, se asocian a un elevado riesgo de efectos adversos, como síntomas psiquiátricos, cardiovasculares o gastrointestinales.
De los 12 productos más comercializados, así como de los 14 complementos dietéticos en los que basan su supuesta eficacia estos productos, sólo uno de ellos, el glucomanano, puede mostrar una cierta evidencia científica, por su efecto saciante y reductor del apetito.
La evidencia científica y las recomendaciones: Según investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.), para poder recomendar un suplemento es necesario que haya una gran evidencia científica acerca de la calidad del producto, de su seguridad (que no tenga efectos adversos) y de su eficacia. El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN), en su documento de postura sobre "Complementos alimenticios para la pérdida de peso", declara que hay revisiones de la literatura científica de prestigiosa reputación que han analizado la eficacia y la seguridad de estos productos y sus principios activos, y han demostrado que no cumplen con el criterio de ser eficaces y seguros a la vez.
También es cierto que se comercializan muchos complementos que no están estudiados y, por lo tanto, tampoco pueden considerarse eficaces, y mucho menos, seguros. Varias instituciones científicas internacionales, como la American Dietetic Association, y españolas, como la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) afirman que no se pueden recomendar estos productos alimenticios, pues ninguna sustancia no farmacológica ha demostrado eficacia y/o seguridad en la pérdida de peso.
Productos ilegales: Cabe remarcar que los productos citados en la investigación norteamericana nunca han estado aprobados por la FDA y, por lo tanto, son considerados ilegales en EE.UU. Se han iniciado medidas de incautación, emisión de requerimientos judiciales y de cargos criminales, ya que se considera un delito de salud pública por el serio riesgo que puede suponer el consumo de estos productos para un elevado número de usuarios potenciales, dada la facilidad de adquisición de muchos de ellos.
Para aquellas personas que ya los han consumido, la recomendación de la FDA es que acudan a profesionales de la salud. En cualquier caso, la organización también advierte que siempre es recomendable dejarse aconsejar por profesiones de la salud reconocidos y cualificados cuando se decida consumir cualquier tipo de producto para tratar una enfermedad, como en este caso, la obesidad.
Fuente: www.consumer.es/web/es/alimentacion/tendencias/2009/05/21/185456.php Caricias ayudan a disminuir el dolor. Sentarse al lado de una persona enferma y acariciarle la mano es un impulso natural para la mayoría de las personas, pero un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Academia Sahlgrenska (Suecia) ha demostrado que además de producir una sensación agradable, el acto de acariciar la piel puede ayudar a aliviar el dolor.
Los investigadores llevaron a cabo pruebas en un grupo de personas sanas empleando una técnica denominada microneurografía. Éstas determinaron que las señales que se producen al acariciar la piel circulan por una ruta directa hasta el cerebro y por esta razón ayudan a calmar el dolor. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Nature Neuroscience. "Básicamente, las señales que indican al cerebro que se está produciendo una caricia tienen su ruta particular y directa hasta el cerebro y no quedan bloqueadas ni aun cuando el cerebro está recibiendo impulsos de dolor en la misma área", afirmó Line Loken, estudiante de posgrado en la rama de neurofisiología en la Academia Sahlgrenska. "De hecho", añadió, "es más bien lo contrario: los impulsos relativos a las caricias son capaces de amortiguar los de dolor ".
Explicaciones: Cada fibra nerviosa del cuerpo es responsable de la las señales táctiles pertenecientes a aproximadamente un centímetro cuadrado de piel. Los investigadores hicieron pruebas en distintas áreas de piel en busca de respuestas nerviosas mediante un robot diseñado al efecto que rozaba de forma continua el área de piel de la cual era responsable una fibra nerviosa concreta. A los sujetos se les solicitó que calificaran el grado de placer que la sensación les producía. "Mediante la inserción de un delgado electrodo en un nervio del antebrazo podemos recibir señales de una de las miles de fibras nerviosas que constituyen un nervio", explicó el profesor Hakan Olausson, líder del grupo de investigación responsable del descubrimiento junto a Johan Wessberg. Las fibras nerviosas especializadas de la piel se denominan nervios CT. Estos llegan directamente hasta áreas del cerebro responsables de los sentimientos y las sensaciones. "Al aumentarse la frecuencia de las señales nerviosas enviadas a los nervios CT, los sujetos informaron que la experiencia era cada vez más gratificante", explicó Wessberg. "De los nervios de la piel que hemos estudiado, sólo los nervios CT presentaron esta fuerte relación entre la frecuencia de las señales y el placer sentido". Hasta ahora, la función del sistema nervioso periférico en las sensaciones de placer no había recibido demasiada atención por parte de la comunidad científica. El equipo de investigación entiende que los resultados del estudio son la primera prueba de que existe una relación entre las sensaciones de tacto agradables y positivas y la codificación relativa al nervio aferente periférico.
Fuente: www.neomundo.com.ar/sitio/noticia/-Dicen-que-una-caricia-ayuda-disminuir-dolor Consumir bebidas muy calientes eleva el riesgo de cáncer de esófago. Las bebidas muy calientes escaldan la lengua, pero si su temperatura supera los 70 grados centígrados pueden además multiplicar por ocho el riesgo de padecer cáncer de esófago, una enfermedad que causa 500.000 muertes al año en todo el mundo. En los países occidentales, los principales factores asociados a este tumor son el tabaco y el alcohol. Pero no estaba muy claro, aunque se sospechaba, por qué se produce en algunas poblaciones orientales. Investigadores de la Universidad de Teherán han estudiado los hábitos de consumo de té de 300 personas diagnosticadas con cáncer de células escamosas en el esófago, el tipo más común, y los compararon con los de un grupo de 570 personas de la misma zona, la provincia de Golestan, al norte de Irán, que tiene uno de los índices más altos del mundo de este cáncer y muy bajos niveles de tabaquismo y de consumo de alcohol; además, las mujeres tienen similar riesgo. Los resultados publicados indican que influyen la temperatura del líquido y la velocidad de consumo, pero no la cantidad.
Fuente: www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131196
www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/alimentacion_alternativa/2009/05/26/185535.php Suplementos para perder peso pueden ser peligrosos. La advertencia es clara: más de 70 productos para perder peso que contienen ingredientes farmacológicos no declarados y comercializados en Estados Unidos podrían suponer serios riesgos para la salud, según la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) del Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de los EE.UU. La alerta empezó el pasado diciembre cuando la FDA avisó a los consumidores estadounidenses de la presencia en el mercado de 28 productos publicitados para la pérdida de peso que contenían ingredientes farmacológicos activos y que no estaban declarados en la etiqueta.
La denuncia de la FDA: A principios de este año, se habían identificado 41 productos fraudulentos más y, ahora, la lista ya sobrepasa los 70. Estos productos, que se comercializan de manera habitual como suplementos o complementos alimenticios o dietéticos y suelen acompañarse de las palabras "naturales" o "a base de plantas", se pueden conseguir con mucha facilidad por Internet, así como en tiendas y comercios.
El peligro llega, según los análisis de la FDA, por el contenido de ingredientes potencialmente dañinos no declarados en el etiquetaje o en la publicidad. En casi la totalidad de los productos analizados se halló Sibutramina, fármaco anorexígeno utilizado en el tratamiento de la obesidad y que, en algunos suplementos, excedía más de tres veces las dosis recomendadas. Este exceso supone un riesgo de aumento de la presión arterial, taquicardia, palpitaciones y convulsiones.
El siguiente compuesto con mayor presencia fue la Fenolftaleína, sustancia química utilizada hace años como laxante pero que la FDA prohibió en 1999 por ser potencialmente carcinogénica en humanos. Su uso también está prohibido desde hace años en otros países como Francia, Alemania, Italia o Japón, mientras que en España se sigue utilizando como laxante.
Algunos suplementos mostraron contener trazas de Fenitoína, medicamento anticonvulsivo que podría causar problemas a aquellos consumidores alérgicos o hipersensibles a dicha sustancia. Uno de los productos contenía Rimonaband, fármaco para el tratamiento de la obesidad no aprobado en EE.UU. y retirado del mercado europeo en octubre de 2008 por sus efectos secundarios psiquiátricos graves.
En otro suplemento se halló Bumetanida, medicamento diurético con serios riesgos potenciales asociados a su uso. También se encontró Cetilistat en uno de los productos, fármaco experimental -todavía está en estudio- para el tratamiento de la obesidad y al que se asocian multitud de afectos adversos de tipo gastrointestinal, cutáneo y renal, así como interacciones con otros fármacos.
Otros de los compuestos encontrados en algunos de los suplementos fueron Fenproporex, estimulante derivado de las anfetaminas cuya comercialización no está aprobada en EE.UU.; Fluoxetine, ingrediente farmacológico activo del medicamento antidepresivo Prozac; y Furosemide, principio activo de un potente diurético que sólo se puede conseguir con receta médica y que se utiliza para el tratamiento de la hipertensión arterial, el edema y la insuficiencia cardíaca.
Los principios activos, a estudio: La controversia con los suplementos comercializados para la pérdida de peso va más allá del delito de adulteración con fármacos y sustancias tóxicas detectado por la FDA. Y es que estos productos contienen distintas sustancias que, según se publicita, contribuyen a la pérdida de peso, a la disminución de la masa grasa o a la aceleración del metabolismo, entre otros.
Diversos estudios, entre los que destacan los del Departamento de Medicina Alternativa de las universidades de Exeter y Plymouth (Reino Unido) y los de la Universidad de Harvard (EE.UU.), evaluaron la eficacia y la seguridad de los suplementos sobre los que se han realizado estudios, y que contienen alguno de los siguientes componentes: chitosan, picolinato de cromo, "Ephedra sinica", "Garcinia cambodia", piruvato, yerba mate, ácido linoleico conjugado, ginseng, té verde, L-carnitina, "Psyllium", raíz de Saint John, yohimba, glucomanano, goma de guar, hidroxi-metilbutirato y "Plantago psyllium".
La conclusión a la que llegaron fue que ninguno de los suplementos con los citados ingredientes aseguraba efectividad en la pérdida de peso. Por ejemplo, los suplementos que contenían "Ephedra sinica", efedrina, que sí mostraron cierta efectividad, se asocian a un elevado riesgo de efectos adversos, como síntomas psiquiátricos, cardiovasculares o gastrointestinales.
De los 12 productos más comercializados, así como de los 14 complementos dietéticos en los que basan su supuesta eficacia estos productos, sólo uno de ellos, el glucomanano, puede mostrar una cierta evidencia científica, por su efecto saciante y reductor del apetito.
La evidencia científica y las recomendaciones: Según investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.), para poder recomendar un suplemento es necesario que haya una gran evidencia científica acerca de la calidad del producto, de su seguridad (que no tenga efectos adversos) y de su eficacia. El Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN), en su documento de postura sobre "Complementos alimenticios para la pérdida de peso", declara que hay revisiones de la literatura científica de prestigiosa reputación que han analizado la eficacia y la seguridad de estos productos y sus principios activos, y han demostrado que no cumplen con el criterio de ser eficaces y seguros a la vez.
También es cierto que se comercializan muchos complementos que no están estudiados y, por lo tanto, tampoco pueden considerarse eficaces, y mucho menos, seguros. Varias instituciones científicas internacionales, como la American Dietetic Association, y españolas, como la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) afirman que no se pueden recomendar estos productos alimenticios, pues ninguna sustancia no farmacológica ha demostrado eficacia y/o seguridad en la pérdida de peso.
Productos ilegales: Cabe remarcar que los productos citados en la investigación norteamericana nunca han estado aprobados por la FDA y, por lo tanto, son considerados ilegales en EE.UU. Se han iniciado medidas de incautación, emisión de requerimientos judiciales y de cargos criminales, ya que se considera un delito de salud pública por el serio riesgo que puede suponer el consumo de estos productos para un elevado número de usuarios potenciales, dada la facilidad de adquisición de muchos de ellos.
Para aquellas personas que ya los han consumido, la recomendación de la FDA es que acudan a profesionales de la salud. En cualquier caso, la organización también advierte que siempre es recomendable dejarse aconsejar por profesiones de la salud reconocidos y cualificados cuando se decida consumir cualquier tipo de producto para tratar una enfermedad, como en este caso, la obesidad.
Fuente: www.consumer.es/web/es/alimentacion/tendencias/2009/05/21/185456.php Caricias ayudan a disminuir el dolor. Sentarse al lado de una persona enferma y acariciarle la mano es un impulso natural para la mayoría de las personas, pero un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Academia Sahlgrenska (Suecia) ha demostrado que además de producir una sensación agradable, el acto de acariciar la piel puede ayudar a aliviar el dolor.
Los investigadores llevaron a cabo pruebas en un grupo de personas sanas empleando una técnica denominada microneurografía. Éstas determinaron que las señales que se producen al acariciar la piel circulan por una ruta directa hasta el cerebro y por esta razón ayudan a calmar el dolor. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Nature Neuroscience. "Básicamente, las señales que indican al cerebro que se está produciendo una caricia tienen su ruta particular y directa hasta el cerebro y no quedan bloqueadas ni aun cuando el cerebro está recibiendo impulsos de dolor en la misma área", afirmó Line Loken, estudiante de posgrado en la rama de neurofisiología en la Academia Sahlgrenska. "De hecho", añadió, "es más bien lo contrario: los impulsos relativos a las caricias son capaces de amortiguar los de dolor ".
Explicaciones: Cada fibra nerviosa del cuerpo es responsable de la las señales táctiles pertenecientes a aproximadamente un centímetro cuadrado de piel. Los investigadores hicieron pruebas en distintas áreas de piel en busca de respuestas nerviosas mediante un robot diseñado al efecto que rozaba de forma continua el área de piel de la cual era responsable una fibra nerviosa concreta. A los sujetos se les solicitó que calificaran el grado de placer que la sensación les producía. "Mediante la inserción de un delgado electrodo en un nervio del antebrazo podemos recibir señales de una de las miles de fibras nerviosas que constituyen un nervio", explicó el profesor Hakan Olausson, líder del grupo de investigación responsable del descubrimiento junto a Johan Wessberg. Las fibras nerviosas especializadas de la piel se denominan nervios CT. Estos llegan directamente hasta áreas del cerebro responsables de los sentimientos y las sensaciones. "Al aumentarse la frecuencia de las señales nerviosas enviadas a los nervios CT, los sujetos informaron que la experiencia era cada vez más gratificante", explicó Wessberg. "De los nervios de la piel que hemos estudiado, sólo los nervios CT presentaron esta fuerte relación entre la frecuencia de las señales y el placer sentido". Hasta ahora, la función del sistema nervioso periférico en las sensaciones de placer no había recibido demasiada atención por parte de la comunidad científica. El equipo de investigación entiende que los resultados del estudio son la primera prueba de que existe una relación entre las sensaciones de tacto agradables y positivas y la codificación relativa al nervio aferente periférico.
Fuente: www.neomundo.com.ar/sitio/noticia/-Dicen-que-una-caricia-ayuda-disminuir-dolor Consumir bebidas muy calientes eleva el riesgo de cáncer de esófago. Las bebidas muy calientes escaldan la lengua, pero si su temperatura supera los 70 grados centígrados pueden además multiplicar por ocho el riesgo de padecer cáncer de esófago, una enfermedad que causa 500.000 muertes al año en todo el mundo. En los países occidentales, los principales factores asociados a este tumor son el tabaco y el alcohol. Pero no estaba muy claro, aunque se sospechaba, por qué se produce en algunas poblaciones orientales. Investigadores de la Universidad de Teherán han estudiado los hábitos de consumo de té de 300 personas diagnosticadas con cáncer de células escamosas en el esófago, el tipo más común, y los compararon con los de un grupo de 570 personas de la misma zona, la provincia de Golestan, al norte de Irán, que tiene uno de los índices más altos del mundo de este cáncer y muy bajos niveles de tabaquismo y de consumo de alcohol; además, las mujeres tienen similar riesgo. Los resultados publicados indican que influyen la temperatura del líquido y la velocidad de consumo, pero no la cantidad.
Fuente: www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131196
 
 
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