Lo que entendemos por estilos de vida saludable

Por Alicia L.Rocca

El concepto de salud que maneja el Instructor en Salud se vincula a una estrategia de intervención global, pieza orgánica de una tendencia moderna en salud, enmarcada dentro de las políticas de Protección y Promoción de la salud en orden a la prevención de enfermedades crónicas.

Esta tendencia en salud está basada en las múltiples declaraciones de la Organización Mundial de la Salud orientadas a mejorar diversos factores de riesgo, entre los que el Instructor en Salud concibe modificables: la alimentación poco saludable, el sedentarismo y el estrés prevenible.

En este marco los estilos de vida saludable que promociona y ayuda a adoptar el Instructor en Salud están orientados a incorporar cierto tipo de alimentación y hábitos de realizar actividad física -con el objeto de prevenir enfermedades de tipo metabólico y/o cardiovascular- y también modos adecuados de prevenir el estrés.

En la actualidad nos encontramos ante una epidemia de enfermedades crónicas no trasmisibles entre las que la obesidad y el sobrepeso se expresan en estadísticas alarmantes: sus cifras aumentan cotidianamente tanto en países desarrollados como en vía de desarrollo.

En cuanto a las recomendaciones de una dieta balanceada para llevar un estilo de vida saludable, éstas pueden parecer muchas, e incluso confusas, sin embargo hay algunos conceptos básicos y generalizados a los que el Instructor en Salud propone atender:

• Aumentar el consumo de frutas y verduras en la dieta diaria de las personas a causa de su valor nutricional e importancia para todas las edades;
• Disminuir el consumo de grasas saturadas -presentes básicamente en los alimentos de origen animal o derivados: carnes rojas muy grasosas, carnes procesadas, embutidos, etc.-;
• Aumetar el consumo de alimentos valioso por su riqueza en ácidos grasos omega3: pescados, frutos secos, aceites de 1ra.presada.

Con respecto a la actividad física recomendada para conservar y prolongar la salud, el Instructor en Salud propone incorporar ejercicio de tipo aeróbico de baja a moderada intensidad y larga a moderada duración que aumente el consumo de energía acumulada en forma de grasa durante su realización, ya que este tipo de ejercitación tiene la virtud de aumentar la fuerza de contracción cardíaca -por lo que mejora el funcionamiento del corazón y el transporte de oxigeno a los tejidos-. Para lograr verdaderos beneficios metabólicos y cardiovasculares una rutina completa debería incluir ejercicios de resistencia y fuerza muscular y estiramientos.

Antes de embarcarse en un programa de ejercicio físico el Instructor en Salud propone:

• Consultar al médico general o de cabecera para establecer la situación de salud actual;
• Organizar un programa de incorporación paulatina del ejercicio;
• Escuchar al cuerpo: no hacer actividad física si hay presencia de dolor articular o dolor precordial y acudir al médico para investigar las causas;
• Respetar los momento de inicio y de vuelta a la calma ya que, además de producir un mejoramiento del sistema locomotor, el estiramiento pausado y lento acompañado de respiración profunda mejora y/o disminuye los niveles de estrés.

Por último, si bien es cierto que todas las personas -eventualmente- sufrimos de estrés y que lo que causa estrés a una persona puede no ser estresante para otra, el estrés a largo plazo puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades, entre las que se incluyen desde la alteración de la conducta hasta enfermedades cardíacas.

Por ello es que el Instructor en Salud ayuda a incluir actividades que –dentro del gusto y afinidad de cada uno- permitan a las personas expresarse y desarrollar su interioridad.