martes, 11 de marzo de 2008

Noticias de salud, abril de 2008

Una experiencia estadounidense ha demostrado que limitar las horas que los niños pasan delante de la televisión y la computadora permitiría reducir significativamente el índice de masa corporal de aquellos con problemas de obesidad. El experimento se llevó a cabo durante dos años con 70 familias de Buffalo (en EEUU), que respondieron al llamamiento de un anuncio publicado en los diarios por un grupo de investigadores de la universidad de esa localidad.

Los niños participantes en el estudio tenían entre cuatro y siete años y se encontraban en el rango más alto de sobrepeso para su edad y sexo. Todos ellos pasaban una media de 14 horas semanales viendo televisión o jugando en la computadora. Para la mitad de ellos, el equipo del doctor Leonard Epstein -como de describe en las páginas de la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine- diseñó una intervención dirigida a limitar las horas que los niños pasaban delante de las pantallas instalando en sus hogares un dispositivo que sólo permitía activar el aparato (bien la TV o la PC) mediante unos códigos. Los niños debían aprender esta sencilla combinación de números para encender los aparatos pero, una vez superadas las horas máximas establecidas para la semana, el sistema ya no les permitía encenderlos más. El resto de los miembros de la familia tenían su propio código, por lo que los niños se convertían en sus propios controladores del tiempo y decidían cuándo querían conectarse o no. Este sistema permitió reducir los posibles conflictos familiares y les ahorró a los padres tener que convertirse en los policías de la tele. "Usar la tecnología elimina la necesidad de vigilancia parental y de medidas disciplinarias en caso de que los niños se excedan en sus comportamientos sedentarios", señala Epstein.

Los especialistas comenzaron por reducir un 10% las horas semanales frente a la pantalla, y siguieron aumentando las restricciones hasta alcanzar el 50% con respecto al principio. Como incentivo los niños que lograban ir cumpliendo metas recibían 25 centavos de dólar y podían ir completando un pizarrón con calcos de colores que representaban sus logros.

Menos kilos, misma actividad física
El resto de los niños del ensayo, con los mismos problemas de sobrepeso y sedentarismo que sus compañeros, fueron asignados a un grupo de control sin ninguna restricción de horas de televisión o videojuegos. En los dos grupos, y durante dos años, los científicos evaluaron cada seis meses el IMC, el consumo de TV, las horas dedicadas a la actividad física y la ingesta de calorías. Al finalizar el trabajo los niños que tuvieron el aparato limitador instalado en casa habían reducido una media de 17,5 horas semanales su consumo de TV. También el IMC y el consumo de calorías habían descendido en los niños que pasaban menos tiempo frente a la pantalla. Los investigadores explican que la reducción de peso que experimentaron los niños del estudio no se debió a que hiciesen más ejercicio físico sino a que los pequeños que pasaban menos horas frente a la caja boba consumían menos calorías. "Está demostrado que ver la televisión se relaciona con el consumo de comida rápida y refrescos que aparecen en los anuncios", explican estos especialistas. Añaden que la aparición de algunos productos incluidos en los dibujos animados pueden promover su consumo entre los escolares, "que terminen relacionando el hábito de ver la TV con el hecho de comer".
El editorial, firmado por Steven Gotmaker, especialista de la Universidad de Harvard (EEUU), recuerda que los niños mayores de dos años no deberían ver la televisión más de dos horas al día, mientras que los menores de esa edad no deberían verla en absoluto. "Este tipo de innovaciones", se felicita, "puede ayudar a los padres a convertir estas recomendaciones en una realidad". Y los autores les adjuntan otro consejo más en su conclusión: "Instalar una televisión en el cuarto de los niños puede incrementar el riesgo de obesidad más aún que si la pantalla está en espacios comunes del hogar". En opinión de los autores, estos resultados demuestran que este tipo de cambios en el entorno doméstico pueden tener gran importancia para prevenir el sobrepeso infantil.
Fuente: Nutrar, tomado de

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